lunes, 26 de mayo de 2008

saltamontes en Gran Vía

Además de la habitual fauna urbana de esta capital, compuesta por el trío palomas-ratas-cucarachas, la primavera nos da alguna sorpresa.

El otro día encontré este pequeño animal en plena Gran Vía, frente a la tienda de Tous. Supongo que había venido de dar una vuelta desde Plaza de España y se había despistado. Como buen madrileño, subía por la calle con bastante celeridad, pero se paraba de vez en cuando en las tiendas.

jueves, 8 de mayo de 2008

silencio, se rueda

Madrid es un gran plató. El martes me encontré un rodaje en la óptica de la Puerta del Sol, la que está donde empieza la calle Alcalá. El miércoles había otro en Gran Vía, en lo que queda del Edificio Atlántico (y que se convertirá pronto en apartamentos de lujo).



Había mucho bullicio, decenas de curiosos, mesas de catering entre los escombros... actores con pinta de famosos a los que no conocía y algún que otro fané. Desconozco lo que estaban grabando. A mí, los restos de este edificio me parecen una localización perfecta para una escena después de un bombardeo.

Caminando calle abajo, adiviné a ver a Álex de la Iglesia (ocupaba mucho espacio físico, como para no verlo), de quien soy ferviente admirador por uno de sus trabajos. Parece que la zona es un auténtico imán de directores. Y si no, que se lo digan a Jim Jarmusch, que anduvo con Bill Murray grabando a 50 metros hace bien poco.

sábado, 3 de mayo de 2008

hoy igual que hace 200 años

Como el 2 de Mayo de 1808, un ejército ocupaba anoche las calles y plazas del barrio de Malasaña. No eran franceses, aunque su jefe tenga un apellido galo. Estaban allí para proteger a la ciudad y sus ciudadanos de las fiestas que hasta hace cinco años se celebraban, con gran jolgorio para vecinos y resto de madrileños que hasta allí acudían.

Lo que pude ver anoche fue decenas y decenas de policías municipales (40 o 50, calculando a bulto) embutidos en chalecos antibalas y con apariencia nerviosa. Cercaban la plaza del Dos de Mayo e impedían el paso de cualquier bebida alcohólica (pese a que lo que está prohibido en la ley antibotellón es beber, no llevar botellas cerradas por la calle).

El dispositivo policial no es nuevo. Este fin de semana cumple ya un año. Me llamó la atención lo absurdo que es mantener una medida así en un barrio que no es especialmente conflictivo ni por supuesto el único en el que se practican botellones. Algún día los policías desaparecerán, y volverá la situación anterior.

Un amigo me señaló ayer que, en el caso de que Gallardón hubieran vivido hace 200 años, se hubiera puesto de parte de los franceses. Seguro que lleva razón. No entiende que por la fuerza no se pueden cambiar las costumbres.