martes, 15 de enero de 2008

autoregalazo

los Reyes me han autotraído un regalo de los buenos. Lo adquirí ayer con el dinero de la pensión que mi abuela reparte entre sus nietos.

Las calles de Madrid, de Pedro de Répide, habla del origen de los nombres de todos los lugares del centro, hace un repaso de los acontecimientos principales que sucedieron en sus aceras e incluye citas de documentos antiguos.

Es una gozada, y para demostrarlo, ahí va un ejemplo al azar: calle de Carranza. Resulta que esta vía, que une las glorietas de San Bernardo y Bilbao era uno de los lugares preferidos por la Inquisición. Y es que, cuando las viviendas de Madrid acababan en la Puerta de San Bernardo y el resto eran campos, allí estaba el quemadero de infieles, el "brasero inquisitorial", como lo llama el Répide.

Con el tiempo, la ciudad creció y, en el siglo XIX, alguien quiso recordar el siniestro pasado de este lugar: le pusieron el nombre de Fray Bartolomé de Carranza, una víctima del tribunal de Torquemada. Carranza era un dominico que llegó a ser confesor de Felipe II y arzobispo de Toledo. Pero cayó en desgracia y la Inquisición le acusó de herejías en sus "comentarios sobre el catecismo cristiano". Tuvo suerte y, después de un largo proceso, fue absuelto. Pero murió en Roma poco después.

Así que, gracias al libro, he descubierto que la calle de Carranza es en realidad un homenaje a las víctimas inquisitoriales. Ya sé que es un poco freak, pero más aún lo es montar el otro regalazo de Reyes y no he dicho nada.

No hay comentarios: