miércoles, 16 de mayo de 2007

las gallinejas: amor y odio en un sólo bocado

Lo había anunciado. Me las iba a comer. Y engullí medio bocadillo de ellas. Y no estaban muy bien fritas (como me habían recomendado). Más bien tenían textura blanda, tipo goma. Parecía un zombi devorando estómagos.

Pero luego pidieron una ración. Y estas si que estaban bien tostadas. Y ricas. Y comí más.

Luego, de noche, me arrepentí. No sabéis cuánto.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿rico?

es lo mas asqueroso que e comido en mi vida, no vuelvo a comer esto NUNCA, como el bocata de tortilla que me comi yo realmente malo, para comer bien a las fiestas del curpillos de Burgos en el parral alli si se come bien.

Manuela Fernández dijo...

vaya, yo que estoy desde años "a" en la eterna duda de comerme un bocadillo de eso que siempre huele y hasta atrae en todas las berbenas, casi me habías convencido de que "si" hasta que leo que de noche te arrepentiste.
Otra vez con la duda.

didi dijo...

yo las probaría, manly, a ver qué pasa. Eso sí, con moderación.

Nota: no es recomendable acompañarlas con ingentes cantidades de alcohol (tal vez eso ayudó a que no me sentaran del todo bien).

Unknown dijo...

arg, didi, tú también, bruto mío! porq hace falta sre brutísimo, rediós!

Anónimo dijo...

puajjjjjj!!!!

Anónimo dijo...
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