El Tigre, generosas tapas... y apretones
en pleno Chueca se encuentra uno de los templos en cuanto a la tapa gratuita se refiere. Con una felina denominación y una decoración que podríamos definir como asturianista-rural-barroca, El Tigre es uno de esos lugares en los que eres bienvenido si gustas de beber y cenar fuera de casa, pero no tienes mucho dinero en el bolsillo.
Como buen bar asturiano, la sidra corre a raudales por su barra, así como el lacón (sus montados saben de cine) y las patatas (probad cualquiera de sus tortillas).
Y, como buen bar madrileño, cada bebida suele estar acompañada de una generosa tapa-ración, que bien puede ser un mix de algunas de las especialidades del local (patatas bravas, croquetas, montados varios), o bien un generoso plato de paella, de torreznos u otras especialidades ricas en grasas saturadas. Verduras, la verdad, pocas.
Pero, aunque el panorama pueda parecer idílico, hay una pega en este local: sus estrecheces. Aunque una reciente reforma habilitó mayor espacio, su clientela es como cualquier gas: tiende a expandirse, ocupando el mayor espacio posible.
Para evitar tener que hacer malabarismos a la hora de entrar, pedir y consumir las ricas viandas de El Tigre, esmadriz! recomienda tres opciones: ir pronto, coger una porción de barra o una mesa alta y no soltarlas ni con aceite hirviendo, o bien pasar a la zona de raciones.
La tercera vía es algo más cara, pero también más cómoda. Las raciones del bar destacan por su gran tamaño (hacedme caso, siempre menos de una por persona). Entre ellas, puedo recomendar la de pimientos rellenos con (sumergidos en, diría yo) salsa de la casa o la de patatas con carne moruna.
En esta foto tenéis todos los platos (hay una buena lista) con sus respectivos precios.
¡Buen provecho!
C/ Infantas, 28 (Metro Gran Vía - Chueca) todos los días hasta las 2.00 1,50 (caña) y de 3,50 a 15,90 (raciones)
4 comentarios:
Paso a menudo por aquí pero nunca he entrado porque siempre está lleno hasta fuera de la puerta. Con tu descripción, recomendaciones y trucos no puedo resistirme más. Hasta puedo llevar decidido lo que voy a tomar con la foto de la carta.
demasiada potatoe revenía (vi como las metían cortaditas ya en capazos de esos de obra, uj) pa mi gusto, pero se hacen querer, sip.
¡Qué fascinante son estas tascas castizas conviviendo con saunas y cuartos oscuros !
Conozco el tigre desde su ubicación original. Misma calle, pero más cercana a hortaleza y en la acera contraria.
Esta sidrería era también conocida como el "hola jóvenes", poel saludo habitual con el que el dueño recibía a sus clientes sin importar la edad que estos tuvieran.
Destacaría las raciones y la sidra natural.
Un buen sitio para comer algo y seguir disfrutando de la noche, o el día. Eso sí, no busquéis tortilla deconstruida, sigue fiel a la tradición.
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