viernes, 22 de diciembre de 2006

hoy es el día de las pellas

cuando iba al instituto, el último día de clase era una mezcla de alegría, decepción, frío, ganas de vacaciones y, sobre todo, borrachera matutina.

Y es que ese día se entregaban las notas, pero también se celebraba uno de los actos con más arraigo a lo largo de la geografía nacional: fumarse las clases para beber ingentes cantidades de alcohol en la zona de fiesta de la población en cuestión.

En la que era mi ciudad -Burgos- al evento en cuestión se le denominaba champanada, por aquello de que, básicamente, se consumía champán o, en su defecto, cava.

La mecánica era sencilla:

1. Calentando motores. Acudíamos a clase bien prontito de mañana y, si podía ser, con las botellas de champán ya en la mochila (algunas de ellas suministradas incluso por los padres).

2. Llegó la Navidad. Paripé durante la primera hora, a ser posible con batalla de bolas de papel o canto de villancicos soterrado.

3. Maquinando la rebelión. Recogida del boletín de notas durante la segunda hora de clase. También se le comunicaba al tutor que, lo quisiera o no, toda la clase se largaría de pirola (nombre burgalés usado para denominar la pella madrileña) y no volvería a ver a un estudiante hasta el año nuevo.

4. Camino de la fiesta. Excursión hacia el centro de la ciudad, alcohol en mano y entonando alguna canción típica ()generalmente regional) para amenizar el viaje.

5. Catarsis colectiva. Cebollón colectivo en la plaza mayor y aledaños. Los más sanos iban a la carrera de Navidad, contraacto organizado por el Ayuntamiento que solía contar con escasa participación.

6. El duro regreso. Vuelta a casa para comer con la familia, una vez que se había bajado (parcialmente) la borrachera.

Supongo que en Madrid, por lo que me han contado, el modus operandi era similar ¿o no?

Lo que no sé es si, con la Ley Antibotellón vigente, se sigue celebrando este curioso evento. Aunque hay tradiciones que, pese a los adultos, son difíciles de erradicar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no era de los que iva a las llanas de champanada, nos quedavamos alado del artesano o sino nos ivamos a la casa del santi que vivia aladito, pero un año si que fui con Rodri y Ruben, tu crees que la gente seguira iendo, a mi me propusieron ir el año pasado pero me nege en rotundo, bufff pasaba de ser el abuelo de la champanada.

Sade dijo...

En un bar nos daban cachis gratis por cada una suspensa que llevabas en las notas. Yo creo que por eso la gente suspendía tantas.
Saludos